NUTRICIÓN INFANTIL: PADRES Y EDUCADORES CONTRA LA OBESIDAD EN LA INFANCIA
Según datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso han alcanzado niveles de epidemia a nivel mundial. Las cifras asustan, mas de 1000 Millones de personas tienen sobrepeso y, de ellas, al menos 300 millones son obesas.
En los últimos años la obesidad infantil ha crecido en casi un 20%, este dato en España supone el 16,1% de los niños/as de entre 6 y 12 años.
La educación de los niños/as en una alimentación sana es un tema importante ya que lo que no se consigue cambiar durante su infancia, más difícil será de corregir en décadas posteriores. La niñez es una etapa en la que todo (o casi todo) es posible en lo relacionado con los hábitos y conductas. En esta etapa se ordena la personalidad, y se establecen patrones que serán la base del comportamiento del niño en la edad adulta. En relación a esto, es fundamental que todos los que están directa o indirectamente relacionados con el mundo infantil, concentren sus esfuerzos para que la educación del niño/a sea la mejor posible, incluida como no, la educación alimentaría. Es necesario ser consientes de que la salud es una pieza importantísima en el desarrollo y equilibrio del niño/a. alt=»» />
Llegados a este punto, es necesario saber qué es la obesidad infantil y cómo podemos prevenirla.
La obesidad infantil es la acumulación excesiva de grasa corporal, especialmente en el tejido adiposo, y que se puede percibir por el aumento de peso del niño, cuando supera en un 20% el peso ideal de un niño ente 2 y 5 años de edad.
Los problemas que el sobrepeso y la obesidad infantil pueden ocasionar en la salud tanto física como emocional de los niños/as son innumerables: problemas en huesos y articulaciones; dificultades para desarrollar algún deporte o ejercicio físico debido, debido a la dificultad para respirar; alteraciones en el sueño, hipertensión, colesterol, enfermedades cardiovasculares, disturbios hepáticos, problemas cutáneos, diabetes, desánimo, depresión, baja autoestima, decaimiento, aislamiento social, discriminación…, etc.
Por todo ello. Es necesario que padres y educadores conozcan las bases de una buena alimentación y como transmitirla a los niños/as.
En casa, la comida no debe ser un premio, ni un castigo, ni tampoco ser un desahogo a las tensiones diarias del niño/a. A menudo, ya sea por errores o desconocimiento de los padres, los niños consumen más cantidad de alimentos de la que necesitan, y su alimentación suele ser rica en grasas y azucares, presentes en grandes cantidades de carne, alimentos precocinados y en los dulces. Las verduras, legumbres, frutas o pescado, son alimentos descartados en la alimentación de los niños/as.
Además de estos errores, se cometen otros como:
– Obligar a que el niño como mas de lo que puede
– Premiar siempre un buen comportamiento con golosinas y demás alimentos calóricos.
– Castigar al niño sin cenar, por ejemplo.
– Permitir el consumo diario de repostería o bebidas azucaradas y gaseosas.
– No darle a los niños alimentos que a los padres no les gustan, por ejemplo, a una persona que no le gustan los guisantes y jamás se los da de comer a sus hijos.
A estos errores, también se suma el hecho de que muchos niños/as salen de casa sin desayunar. En la última investigación realizada en España acerca del sobrepeso en la infancia, se constató que el 8% de los niños acuden a la escuela sin haber desayunado. El desayuno es la comida principal del día y está directamente relacionada con la regulación del peso.
Cuando los padres dan a los hijos la atención debida y se preocupan por su alimentación, las posibilidades de que sufran sobrepeso son bajas. El control de los adultos es fundamental a la hora de prevenir la obesidad infantil. Para eso es necesario seguir algunas pautas alimenticias, considerando, como hemos dicho anteriormente, que la infancia es el periodo ideal para fijar hábitos y conductas.
Algunas sugerencias concedidas por el Ministerio de Sanidad, en España son las siguientes:
1- Cuanta mayor variedad de alimentos exista en la dieta, mayor garantía de que la alimentación es equilibrada y de que contiene todos los nutrientes necesarios.
2- Los cereales (pan, pasta, arroz, etc.), las patatas y legumbres deben constituir la base de la alimentación, de manera que los hidratos de carbono representen entre el 50% y el 60% de las calorías de la dieta.
3- Se recomienda que las grasas no superen el 30% de la ingesta diaria, debiendo reducirse el consumo de grasas saturadas y ácidos grasos.
4- Las proteínas deben aportar entre el 10% y el 15% de las calorías totales, debiendo combinar proteínas de origen animal y vegetal.
5- Se debe incrementar la ingesta diaria de frutas, verduras y hortalizas hasta alcanzar, al menos, 400 gr./día. Eso es, consumir, como mínimo, 5 raciones al día de estos alimentos.
6- Moderar el consumo de productos ricos en azúcares simples, como golosinas, dulces y refrescos.
7- Reducir el consumo de sal, de toda procedencia, a menos de 5 gr./día, y promover la utilización de sal yodada.
8- Beber entre uno y dos litros de agua al día.
9- Nunca prescindir de un desayuno completo compuesto por lácteos, cereales (pan, galletas, cereales de desayuno…) y frutas a las que debería dedicarse entre 15 y 20 minutos de tiempo. De esta manera, se evita o reduce la necesidad de consumir alimentos menos nutritivos a media mañana y se mejora el rendimiento físico e intelectual en el colegio.
10- Involucrar a todos los miembros de la familia en las actividades relacionadas con la alimentación: hacer la compra, decidir el menú semanal, preparar y cocinar los alimentos, etc.
11- Animar al niño a que haga deporte al aire libre y no permanezca sentado todos los días delante de la consola o el ordenador.
El tema de la buena nutrición infantil, también se traslada a la escuela. Cuando comienzan las clases, las madres y padres comienzan a sufrir por lo que mandarles diariamente para la merienda a clase, a menudo, lo mas fácil y práctico para algunos padres es darles dinero para que compren algo allí o enviarlos con un snack, dulce o chocolate, saturados de sal, grasas y azúcares.
Los educadores deben formarse en este sentido y cuando observen estas conductas, ponerse en contacto con los padres y asesorarlos en relación a los alimentos mas indicados para la merienda de sus hijos: frutas, zumos, lácteos, cereales…
La buena alimentación de los niños/as es la mayor garantía de un futuro sano.
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